diariolibre - 1 month ago

Los enfrentamientos a tiros desprendidos de la violencia entre grupos que se disputan el control de las drogas y otros intereses del bajo mundo dejaron seis muertos y cinco heridos en hechos ocurridos por separados en solo una semana en el distrito municipal Santiago Oeste, en el Ejido y el ensanche Espaillat, en Santiago. La gente le huye a las cámaras y grabadoras de los periodistas, pero habla bajito sobre la tragedia que viven a diario por los ensordecedores tiroteos que no respetan horario ni toque de queda en los barrios de Santiago Oeste. ‘”Yo me entero poco en el tema de las muertes porque ya eso es tarde de la noche, uno está recogido y el que respeta la ley está en su casa, pero es cierto que hay que poner más mano dura en este barrio, porque aquí de noche se oyen muchos tiros’’, sostiene José Arias, quien se espantó por los disparos del sábado cuando un joven de 30 años y una adolescente de 14 fueron asesinados. Entre tanto, en el Ejido, cayendo la tarde del domingo, otro joven de poco más de 24 años fue asesinado de varios impactos de balas, por desconocidos que lo sorprendieron en la calle 4 donde compartía con amigos. La noche del domingo, la Policía no lo había identificado.A media mañana del domingo permanecía tirado en la puerta de entrada de su casa en el barrio Las Colinas de Santiago Oeste el cuerpo de la adolescente de 14 años Yomaira Martínez Aybar, asesinada por desconocidos. Su muerte ocurrió a pocos minutos de que otro grupo matara a Jeury Miguel Ramos Pérez, de 30 años, impactado por múltiples disparos en la calle 50, esquina 5 del sector Santa Lucía (La Mosca), adonde individuos que tenían cubierto el rostro lo interceptaron y, supuestamente, tras preguntarle su nombre, le infirieron más de 14 impactos de balas. Dominga Contreras, residente en Santa Lucía dijo que las noches en Cienfuegos, parecen un campo de batalla.“Aquí se hace de todo y para la Policía y los fiscales todo es amén, aquí estamos huérfanos. Matan uno y la familia a recogerlo, pero no pasa nada’’, indicó Contreras. Los agentes de la Policía, con muy mala fama entre los vecinos, se dispersaron por el barrio y apresaron a varias personas para investigar los sucesos trágicos. Para el padre de Jeury, quien laboraba en la fábrica La Aurora, su hijo, quien tenía dos hijos, de entre 2 y 1 año y medio, fue asesinado por personas que lo confundieron, cuando iba de regreso a su casa. Niega que tuviera enemigos o que hiciera negocios deshonrosos, sino que pasaba por un lugar peligroso. ‘’Y van a seguir matando” dice, convencido Juan Isidro Ramos, ya que, para él, el origen del desorden de las drogas, que atrae a la juventud a la muerte, lo apadrina la propia Policía. “Por donde mataron al hijo mío no se puede pasar después de las 8 de la noche, porque eso es tierra de los delincuentes y la Policía lo sabe” dijo.La noche del domingo 17 de enero al menos tres personas resultaron heridas de balas en el mismo sector donde ocurrió la tragedia, una sucesión de hechos de sangre que pocas veces se analizan en su origen, indica el pastor y activista comunitario Pablo Ureña, quien lleva días alertando sobre las manifestaciones violentas a las que, dice, se le debe poner un alto y que tienen su origen en años de descuido estatal y la descomposición social evidente en el abandono del rol de los padres. “Fíjate, es que hay una deuda social en esa comunidad, que está ahora cobrando su descuido. Los muchachos han venido creciendo sin una paternidad responsable, inician haciendo simples robos, al ver que no hay consecuencia, esto le va dando cierto poder y se van adueñando del área´´ reflexiona Ureña. Ureña que lamenta que no ha habido una labor social que se haga presente en esas comunidades. Sostiene que el toque de queda ha venido a acelerar todo este proceso de violencia y que la gente se siente indefensa, mientras que los delincuentes sí se mueven a sus anchas en las comunidades.El activista denuncia que lo más doloroso de lo que ocurre en Cienfuegos y demás comunidades es que los niños están siendo involucrados en el delito. Los persuaden adultos para robar, servir de mula y hasta para asaltar, mientras que advierte que la modalidad de clase virtual, empujada por la pandemia ha puesto a los niños más en la calle. El pasado miércoles 20 de enero la violencia estalló en el ensanche Espaillat donde tres personas fueron asesinadas a tiros y otros tres resultaron heridos, durante el enfrentamiento entre grupos contrarios por supuestos problemas de drogas. La Policía identificó a las víctimas como Francisco Adolfo de la Cruz, “el Negrito” de 37 años, y Wander de Jesús Rodríguez, apodado el Coro de 29, quienes murieron en la escena del tiroteo, mientras que Adonis Alejandro Taveras alias el Poli de 26 años, murió dos días después mientras recibía atenciones médicas en un hospital. En un informe en que detalla las circunstancias de las muertes, la institución policial informó que apresó a Raudys Silvestre Brito Gómez, alias Randy, de 39 años, y a Robert Sánchez Tejada, de 29, a quienes vincula con el enfrentamiento a tiros que degeneró en la muerte de los tres hombres. También se identificó a Julio Ariel Alberto Capellán, apodado Julito, Claudio Sebastián Grullón Liriano, alias el Mello, y unos solo como “Carlos Anemia” y “Piro”, como autores de la balacera, y les sugirió entregarse a las autoridades. La institución del orden dijo que el tiroteo se escenificó en el callejón Puchún del ensanche Espaillat, donde los detenidos, junto a “el Poli”, además de los prófugos, llegaron a bordo de un carro Honda Accord, negro, y escenificaron el enfrentamiento que dejó como resultado las tres personas muertas. Alias “El Poli” tenía un registro por el homicidio de la señora Ana Antonia Rodríguez, de 63 años, y los golpes propinados a Ray Castillo Reyes, de 24 años, en hechos ocurridos en la Yagüita de Pastor, el 11 de febrero del 2020. Dice el informe policial que Capellán tiene un registro por drogas, mientras que Grullón Liriano y Brito Gómez por robo.

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